In Ancient Egypt, Libyan princes had taken control of the delta under Sheshonq I in 945 BCE, founding the so-called Libyan or Bubastite dynasty that would rule for some 200 years. Sheshonq also gained control of southern Egypt by placing his family members in important priestly positions. However, Libyan control began to erode as a rival dynasty in the delta arose in Leontopolis, and Kushites threatened from the south. Around 727 BCE the Kushite king Piye invaded Egypt, seizing control of Thebes and eventually the Delta. His dynasty, the Twenty-fifth dynasty of Egypt, continued until about 653 BCE. Piye attempted to regain a foothold in the Near East, but was defeated by the Assyrian king Shalmaneser III in the 720's BC. The 25th dynasty was based at Napata, in Nubia, what is now The Sudan. Alara is universally regarded as the founder of the 25th Kushite dynasty by his successors. The power of the 25th Dynasty reached a climax under the pharaohs Piye and Taharqa.
Taharqa was the son of Piye and the first seventeen years of his reign were very prosperous for Kush. During this period Writing was introduced to Kush (Nubia), in the form of the Egyptian influenced Meroitic script circa 700-600 BC, although it appears to have been wholly confined to the Royal Court and Major Temples. Egypt's international prestige declined considerably towards the end of the Third Intermediate Period.
The Semitic Assyrians, from the 10th Century BC onwards, had expanded from their northern Mesopotamian homeland, and conquered a vast empire, including the whole of the Near East, and much of Asia Minor, the eastern Mediterranean, the Caucasus and ancient Iran. By 700 BC war between the two Empires became inevitable. | | Um 750 v. Chr. (eventuell auch bereits um 1000 v. Chr.) gründeten nubische Fürsten in der Gegend von Karima einen Staat, der den altägyptischen Namen Kusch übernahm und rasch expandierte. Als Ahnherr erscheint in späteren Quellen ein König Alara. Schon kurz nach ihm gab es um 700 v. Chr. Bestrebungen, Ägypten zu erobern. König Kaschta, der Nachfolger von Alara, scheint dabei die südlichsten Teile von Oberägypten eingenommen zu haben. Sein Nachfolger Pije eroberte anschließend in einem Feldzug das ganze Land, doch scheint er im Folgenden keine dauerhafte Herrschaft ausgeübt zu haben. Diese konnten erst seine Nachfolger errichten. Ägypten war zu dieser Zeit in verschiedene kleinere Königreiche aufgeteilt, so dass es wenig Widerstand leisten konnte.
Die nubischen Könige herrschten als 25. Dynastie über Ägypten, wobei die Art dieser Herrschaft in der Forschung umstritten ist. Oberägypten war sicherlich meist in fester nubischer Hand, für Unterägypten ist dies nicht so sicher. Vor allem Taharqa entfaltete in Ägypten eine umfangreiche Bautätigkeit und tritt uns als Pharao in den Quellen entgegen. Hauptstadt war jedoch Napata in Nubien, wo die nubischen Herrscher auch in Pyramiden bestattet worden sind. Um 660 v. Chr. erlangte Ägypten mit assyrischer Hilfe die Unabhängigkeit von Nubien. Das kuschitische Fürstenhaus herrschte jedoch weiterhin im Süden von Ägypten. | | La dinastía XXV de Egipto, o Kushita (c. 747 a 664 a. C.) es originaria de la ciudad-estado de Napata (Kush). Desde allí, el primer rey de esta dinastía, Alara, invadió y conquistó toda Nubia superior. El templo de Amón de Gebel Barkal se convirtió en el centro religioso alrededor del cual se constituyó una aristocracia local cuyos jefes se hacían enterrar en la necrópolis vecina de El Kurru, y terminaron por constituirse en dinastía; el primer soberano del que se conoce el nombre es Alara, pero parece que sería en realidad el séptimo de la dinastía. Al final de su reinado, desde Meroe hasta la tercera catarata del Nilo estaban bajo poder de su sucesor, Kashta.
Esta dinastía fue coetánea de la XXII, XXIII y XXIV, hasta que, en 747 a. C., sus reyes consiguieron controlar el Alto Egipto. En 715 a. C. reunificaron el país y se mantuvieron como la única dinastía reinante. Su origen los hará llamar faraones negros, faraones etíopes o también faraones kushitas. En 762 a. C. el reino de Sais resurgió, pero siguió siendo vasallo de los kushitas. Esta dinastía es considerada por la mayoría de los historiadores la época final del Tercer periodo intermedio de Egipto.
Egipto siempre consideró necesario controlar el país de Kush (Nubia), tanto para proveerse de materiales como para proteger sus rutas comerciales, y lo incorporó a la corona, convirtiéndolo en virreinato, en el siglo XVI a. C. El territorio pasó por una egiptización, con periódicas visitas de los faraones y sus visires, la construcción de numerosos templos con la consiguiente llegada del clero, y el envío de los príncipes a la corte para ser educados.
Tras la muerte de Ramsés XI, la inestabilidad política hizo que los kushitas se desentendieran de sus vecinos norteños y sus peleas por el poder, creándose un reino independiente en la Alta Nubia con capital en Napata, que fue creciendo a costa de Egipto. Durante siglos, los reyes mantuvieron las costumbres egipcias, aunque no la religión. Pero tomaron ejemplo del arte, la arquitectura, la escritura. Mantuvieron costumbres como la momificación, las tumbas piramidales y, lo más importante, la noción de ser los herederos de los faraones, descendientes del dios Amón que tenía una residencia en Napata. Tanto es así, que en el siglo VIII a. C., Kashta, tras conquistar la Baja Nubia hasta llevar la frontera a la primera catarata, se coronó con una titulatura plenamente egipcia. Su hijo Piye, reclamó todo Egipto.
Piye se lanzó a la "recuperación" del territorio egipcio en el año tercero de su reinado, proclamando su soberanía sobre los gobernantes del norte.
Comenzó a involucrase en los asuntos del Alto Egipto y llegó a tener cierta influencia política en la zona; su sucesor, Pianjy, comenzó la conquista de Egipto pero Tefnajt, gobernante de Sais le opuso resistencia y creó una poderosísima coalición para hacerle frente, aunque fue vencido y Pianjy reunificó bajo su control el Alto Egipto y la zona central de Egipto, adoptando la titulatura de faraón, por lo que se le considera el primer faraón de esta dinastía. Su sucesor, Shabako, luchó para evitar que Egipto fuera conquistado por Sargón II de Asiria, y lo consiguió, lo que aprovechó para ocuparse de construir monumentos y dedicarse más a las letras.
El siguiente rey, Shabitko, rompe la política de paz de sus predecesores y se enfrenta a Asiria. Eso provoca que durante el reinado de su sucesor, Taharqo, los asirios intenten conquistar Egipto, cosa que lograrán en el año 671 a. C., conquistando Menfis, expulsando a Taharqo e imponiendo a Necao I como faraón, que inaugura la vigésimo sexta Dinastía. Desde el exilio, Taharqo promovió muchas revueltas.
Su sucesor Tanutamani reconquistó Egipto, pero los asirios le obligaron a marchar del Bajo Egipto limitando sus territorios al Alto Egipto, hasta que las tropas de Psamético I entraron pacíficamente en Tebas en 656 a. C. Tanutamani solo mantendrá bajo su mando Nubia hasta el año 653 a. C., cuando murió. |