First forms of organized piracy can be proved in 14.Century BC, when so-called Sea Peoples destabilized the coasts of the eastern Mediterranean and destroyed cities and realms.[NEWLINE][NEWLINE]Under Ramesses II these Sea Peoples were defeated in a combined sea and land battle in the Nile delta.[NEWLINE][NEWLINE]While in the early period piracy took place at coast, it became technical possible to hunt ships and to operated at sea with the development of the Triere (approx. 600 BC).[NEWLINE][NEWLINE]Particularly in times of war, e.g. during the Persian Wars, piracy increased. Either by displacement or also by contracts with a warring party often whole peoples operated as pirates. Famous examples are the Greek Phocaeans and Cilicians originating from Asia Minor, which developed in the Greece and Romans times to a proper sea-trouble. | | Erste Formen der organisierten Piraterie können schon im 14. Jahrhundert v. Chr. nachgewiesen werden, als sogenannte Seevölker die Küsten des östlichen Mittelmeer unsicher machten und Städte und Reiche zerstörten. Unter Ramses II. kam es dann zu einer kombinierten See- und Landschlacht im Nildelta, in der diese Seevölker vernichtenden geschlagen wurden.[NEWLINE][NEWLINE]Während in der Frühzeit in erster Linie Küstenpiraterie betrieben wurde, war es dann mit der Entwicklung der Triere (ca. 600 v. Chr.) technisch möglich andere Schiffe effektiv zu verfolgen und Piraterie auf See zu betreiben. Besonders in Kriegszeiten, z.B. während der Perserkriege, nahm die Piraterie zu. Entweder durch Vertreibung oder auch Verträge mit einer kriegsführenden Partei betrieben oft ganze Völker Piraterie. Berühmte Beispiele sind die aus Kleinasien stammenden griechischen Phokaier und Kilikier, die sich in der griechischen und römischen Epoche zu einer regelrechten Seeplage entwickelten. | | Las zonas de mayor actividad de los piratas coincidían con las de mayor tráfico de mercancías y de personas. Las primeras referencias históricas sobre la piratería datan del siglo V a. C., en la llamada Costa de los piratas, en el Golfo Pérsico. Su actividad se mantuvo durante toda la Antigüedad. Otras zonas afectadas fueron el Mar Mediterráneo y el Mar de la China Meridional.
Aunque los datos no son muy abundantes, por los mitos sabemos que los griegos clásicos fueron buenos piratas. Uno de los más famosos fue Jasón, quien guio a los Argonautas hasta La Cólquida en busca del Vellocino de oro, lo que, aunque no entre en la definición española de piratería, para algunos es, sin ningún género de dudas, un acto de piratería (personas que vienen por mar para robar).
También Ulises u Odiseo, según las traducciones griega o latina, realizó varios actos de piratería en su regreso a Ítaca, como narra Homero en la Odisea.
Con estos dos ejemplos podemos ver una constante que se repetirá a lo largo de los siglos. Los piratas son, en muchas ocasiones, considerados héroes nacionales en sus países, pese a practicar lo que en tierra se llamaría robo y secuestro. Especialmente en una sociedad como la griega, donde el oficio de las armas era reconocido y estimado, un motivo que llevaba a glorificar, en lugar de denostar, actos como el citado de Jasón. Debe tenerse en cuenta que el oficio de mercenario, si bien es verdad que es llevado a cabo en tierra, no tenía connotaciones negativas como las tiene actualmente.
Uno de los piratas griegos más famosos de los que sí se tienen referencias fue Plutarco de Samos, quien en el siglo VI a. C. saqueó toda Asia Menor en diferentes expediciones y llegó a reunir más de 100 barcos.
También los egipcios consideraban piratas a los Pueblos del Mar porque su principal expedición invasiva se dio por vía marítima y con la finalidad de efectuar saqueos. Sin embargo, muchos otros autores no comparten esta clasificación porque los Pueblos del Mar sólo fueron marineros en el último momento de su historia.
En la época final de la República, los piratas en el Mediterráneo llegaron a convertirse en un peligro, desde sus bases primero al sur de Asia Menor en las montañosas costas de Cilicia y más tarde por todo el Mediterráneo, puesto que impedían el comercio e interrumpían las líneas de suministro de Roma.
A diferencia de siglos posteriores, los piratas de la Antigüedad no buscaban tanto joyas y metales preciosos como personas. Las sociedades de aquella época solían ser en su mayoría esclavistas, y la captura de personas para ser vendidas como esclavos resultaba una práctica altamente lucrativa. Pero también se buscaban piedras preciosas, metales preciosos, esencias, telas, sal, tintes, vino y otros tipos de mercancías que solían transportarse en los barcos mercantes, caso de los fenicios.
Uno de los casos más conocidos de piratería contra las líneas de navegación lo protagonizó Julio César, que llegó a ser prisionero de los piratas cilicios (75 a. C.). Plutarco en Vidas paralelas cuenta que el jefe cilicio estimaba el rescate en 20 talentos de oro, a lo que el joven César le espetó: ¿Veinte? Si conocieras tu negocio, sabrías que valgo por lo menos 50. El cautiverio duró 38 días, en los cuales el rehén amenazó a sus captores con crucificarlos. Finalmente el rescate se pagó y el futuro cónsul de Roma fue liberado. Pero César cumplió su amenaza, y cuando recobró la libertad organizó una expedición, pagada con su propio dinero, durante la que apresó a sus captores y los crucificó a todos.
La piratería, sobre todo la perpetrada por piratas cilicios, alcanzó niveles preocupantes para Roma hacia el final de la República. En el 67 a. C., el senado romano nombró a Pompeyo procónsul de los mares, lo que significaba que se le otorgó el mando supremo del Mare Nostrum (el Mar Mediterráneo) y de sus costas hasta 75 km mar adentro. Se le concedieron todos los ejércitos que se encontrasen a las costas del Mediterráneo, contando así con unos 150.000 efectivos, así como el derecho de tomar del tesoro la cantidad que necesitase. Finalmente, se le proveyó con una flota bien pertrechada. En diversas operaciones eliminó en cuarenta días a todos los piratas de Sicilia e Italia y, tras el asedio y toma de Coracesion, a los piratas de Cilicia, acabando así, en cuarenta y nueve días, con los piratas de la zona oriental del Mediterráneo. Asimismo debe apuntarse que dichos piratas sólo presentaron la resistencia imprescindible para poder solicitar una rendición honrosa. |